Un pequeño fragmento de su obra, replicada en diversas páginas que narran la actuación de distintos grupos que combatieron en Malvinas, puede dejar una muestra de la calidez y la fortaleza del relato.
“La posición de mi batería, organizada con cuatro piezas del GA 3 y dos piezas del GA Aerot 4, se encontraba situada a nueve kilómetros al oeste de Puerto Argentino, debajo de los cerros Dos Hermanas; yo me desempeñaba como jefe de la 6ta pieza. Inicialmente habíamos participado en acciones de apoyo a nuestras tropas comando, las que, en repetidas oportunidades, incursionaron en las profundidades del dispositivo enemigo. (…) Ese apoyo de nuestra batería fue hecho afortunadamente en forma coordinada, ya que era sumamente riesgoso para los que realizábamos el fuego muy cerca de ellos. El fuego de contrabatería contra las tropas inglesas lo comenzamos nosotros.
“Éramos bombardeados constantemente por las baterías inglesas, lo que motivaba que tuviéramos que meternos en nuestros refugios; en cada pausa de fuego enemigo salíamos a ocupar nuestros puestos, contestábamos el fuego y volvíamos rápidamente a nuestros pozos, secuencia que se repetía sucesivamente. Esto nos valió el apodo de – Las Hormiguitas.
Fue un constante duelo de artillería que sucedió por espacio de 45 minutos, hasta que cesó el fuego de las baterías inglesas para hacer un cambio de posición por medio de helicópteros. (…)
Casi no hubo bajas, lo que fue un milagro porque cajas de repuestos que se encontraban a un metro del refugio del personal habían sido des-trozadas por los impactos”.